domingo, 6 de marzo de 2011

DIÓGENES, AUTOSUFICIENCIA

Diógenes de Sínope "el Cínico" es la figura más representativa del Cinismo. Era una persona muy áspera que vivía en un tonel como un perro, dormía en la calle y comía lo que le diera la gente. Su aspecto era descuidado y su estilo burlón. Pero a pesar de eso, llegó a ser muy famoso y apreciado por las máximas figuras de su tiempo. Platón llegó a decir de él que era un “Sócrates que se había vuelto loco”.
Nació en Sínope, en la actual Turquía, en el año 413 a.C. Por cuestiones económicas fue desterrado de su ciudad natal, hecho que tomó con cierta ironía: «Ellos me condenan a irme y yo los condeno a quedarse.» Fue a la ciudad de Atenas donde se hizo discípulo de Antístenes. 
A partir de entonces adoptó la indumentaria, las ideas y el estilo de vida de los cínicos. Vivió en la más absoluta austeridad y criticó sin piedad las instituciones sociales. Mostraba su desprecio por las normas sociales comiendo carne cruda, haciendo sus necesidades fisiológicas, manteniendo relaciones sexuales en la vía pública, y escribiendo a favor del incesto y el canibalismo. Se burlaba de los hombres cultos y de los sofistas y los teóricos. También menospreciaba las Ciencias (la Geometría, la Astronomía y la Música) que no conducían a la verdadera felicidad, a la autosuficiencia.
Lo que más llama la atención de su filosofía de vida, además de su comportamiento, son las contestaciones que daba a la gente; aquí tenemos algunos ejemplos:
  • Lentejas: Diógenes se dedico a una vida sencilla, y comía lo que le regalaba la gente. Un día estaba Diógenes comiendo un plato de lentejas. En ese momento llegó Aristipo, otro filosofo quien trabajaba para el rey y le dijo: "Mira, si tu trabajaras para el rey, no tendrías que comer lentejas". Diógenes le contesto, "Mira, si tu comieras lentejas, no tendrías que trabajar para el rey".
  • Hombre honesto: Dicen que Diógenes caminaba por las calles de Atenas con una antorcha encendida a plena luz del día. Cuando alguien le preguntaba por qué tenía la antorcha prendida, él contestaba: "Estoy buscando a un hombre honesto".
  • Se ríen de ti: Un joven le dijo "todos se ríen de ti", a esto Diógenes contestó: "Probablemente los asnos se ríen de ti, pero a ti no te importa. Igual a mi no me importa los que se ríen de mi".
  • Gobernar hombres: Dicen que Diógenes fue secuestrado con intención de venderlo como esclavo. Sus secuestradores le preguntaron: "¿Qué sabes hacer?". Diógenes respondió: "Sé gobernar a los hombres, por lo tanto véndeme a quien necesite un amo".
  • No me hagas sombra: Alejandro Magno (el grande) de Macedonia conquisto a Grecia y al medio oriente. Alejandro había escuchado la fama de Diógenes y decidió verlo. Lo encontró tomado sol. Al verlo le dijo:
    • Pídeme cualquier deseo.
    • ¿Cualquier cosa? respondió Diógenes
    • Si
    • Pues entonces, muévete que me estas tapando el sol.
    • Yo soy Alejandro el grande.
    • Yo soy Diógenes el cínico
    • ¿No me tienes miedo?
    • ¿Por que? ¿Eres una cosa buena o mala?
    • Cosa buena
    • ¿Pero quién le tiene miedo a una cosa buena?
    • Si no fuera Alejandro, hubiera querido ser Diógenes. 
Como vivía en la vía pública, algunos jóvenes solían acercársele para molestarlo. En más de una oportunidad tuvieron que alejarse corriendo porque Diógenes los atacaba a mordiscones, como un perro.

Al igual que su maestro Antístenes, Diógenes reconocía que era necesario entrenarse para adquirir la virtud, la impasibilidad y la autarquía. Y, como su maestro, tomaba como modelo a Hércules, quien vivió según sus propios valores. Se consideraba ciudadano del mundo y sostenía que un cínico se encuentra en cualquier parte como en casa.
Diógenes escribió varias obras, probablemente en forma de aforismos, que se han perdido.
Murió en Corinto en el año 327 a.C. Algunos afirman que se suicidó conteniendo el aliento; otros que falleció por las mordeduras de un perro; y otros que murió como consecuencia de una intoxicación por comer carne de pulpo cruda.
Cabe decir que dentro de la autosuficiencia, además de los Cínicos, están los Estoicos. Los Estoicos tienen como fin asegurar la paz interior sin hacer caso a las opiniones que puedan tener sobre ti e intentar evitar el sufrimiento; viven el presente sin pensar en el futuro.
Pero yo me pregunto si basándonos en los principios de Cínicos y Estoicos se podría conseguir vivir en sociedad; es decir; si cada persona piensa en si misma sin atenerse a ninguna norma y a todos nos es indiferente lo que nos digan los demás ¿dónde se quedan la vida en comunidad, los derechos, los deberes, la cooperación,… etc.?
Bajo mi punto de vista la teoría ética de la autosuficiencia es inapropiada para una vida en sociedad; si se pusiese en práctica se perderían los valores actuales, todos pasaríamos a ser egoístas, a no preocuparnos más que de nosotros mismos. Pero si que es cierto que a veces deberíamos ser un poco más cínico en algunos aspectos; porque hay veces que nos centramos tanto en otras cosas o personas que no nos paramos a pensar en nosotros mismos. Así que lo mejor sería encontrar un punto medio entre el exceso y el defecto.

 

 

sábado, 5 de marzo de 2011

SCHELER, FILOSOFÍA DE LOS VALORES

Max Scheler creó numerosas teorías, pero sin duda alguna la más llamativa y esencial de este filósofo alemán se conoce como la “teoría de los valores”, con su nuevo planteamiento de la ética fundada en la doctrina de los valores.

Para Scheler, los valores son aprehendidos por una intuición emotiva, y dentro de una teoría pura de los valores se puede distinguir entre “una teoría pura de los valores mismos” (que sería una “teoría lógica del objeto”) y una de las “posturas valorativas” (una “teoría del pensamiento”).

Scheler asume algunas de las teorías de Kant. Comienza rechazando, al igual que él, toda moral de los bienes y los fines, rechazando la existencia de un bien supremo o fin último. El valor moral de la voluntad dependería de la experiencia histórica, por lo que tendríamos una moral en continua evolución; por ejemplo en la actualidad es normal que las mujeres vayan en bikini a la playa, pero esto hace algunos años sería impensable y totalmente inmoral.

La “teoría de los valores” de Scheler fundaría su nueva ética material, y respondería a las objeciones de Kant, que creyó poder prescindir de los valores manifestados en los bienes y confundió los valores con los bienes y los fines, quedando el valor totalmente confundido con la actividad subjetiva del sujeto moral en cuanto tal.

Scheler analizó la realidad original de los valores. Su teoría es una teoría general de los valores y no sólo de los valores morales. Establece los valores como independientes de las cosas y de sus estructuras reales, intentando mostrar la diferencia del valor respecto del objeto concreto. Por ejemplo: que un helado esté rico es inherente a él, pero esta cualidad no se desprende de sus propiedades o de sus diversas sensaciones de agrado, sino que depende de los matices de lo agradable sensorial de forma independiente de las cosas en que se manifiestan.

Los valores representarían un mundo especial de esencias que son llamadas cualidades valiosas o “cualidades de valor”, dominando los objetos con sus particulares relaciones y conexiones. Las cualidades valiosas serán “objetos ideales”, como por ejemplo los colores y las cualidades del sonido.

Scheler habló de la distinción entre los valores y los bienes y los fines, ya que para él, los valores constituirían una esfera especial de las esencias. Por lo tanto, para este filósofo alemán, no hay valores porque haya bienes y fines (que sería lo que opinaba Santo Tomás de Aquino), ni hay valores porque haya normas (como decía Kant), sino que los valores serían independientes de las cosas, estarían en otra esfera diferente. Lo propio de las cosas es “ser”, pero lo propio de los valores no es “ser”, sino que es “valer”: las cosas son y los valores valen.

Scheler realizó una clasificación de los valores que llamó “clases fundamentales de relaciones de esencia apriórica”. Según esta jerarquía de los valores, unos valores son “más altos” y otros “más bajos”, siguiendo una serie de criterios:

o   Criterio de duración: “los valores parecen ser superiores cuanto más duraderos son”.

o   Criterio de la divisibilidad: los valores son tanto más altos cuanto menos divisibles o fraccionados.

o   Criterio de satisfacción: es más elevado al aportar una satisfacción más profunda.

o   Criterio de fundamentación y de relatividad. Los valores que se fundamentan en otros son inferiores a éstos, porque dependen de ellos y son relativos a otro valor. Este otro valor será más alto, llegando al final a valores independientes (que no se fundamentan en ningún otro) y absolutos.

Scheler da también una ordenación jerárquica de los valores, reduciendo a cuatro las clases o “modalidades de valores”:

1) La serie de lo agradable y lo desagradable, en la que estarían los sentimientos sensoriales de placer y dolor sensible. En ellos diferencia los estados afectivos de la vida sensible de los valores de lo agradable y de lo desagradable percibidos por el espíritu en la intuición emocional.

2) La categoría de los valores vitales, de los bienes y males físicos que acompañan la vida, como la salud, vigor, enfermedad, vivencias emocionales e instintos.

3) El reino de los valores espirituales, que serían independientes del cuerpo y captados por un “percibir afectivo espiritual”. Dentro de ellos están los valores estéticos, los valores de los “justo e injusto”, los valores del puro conocimiento de la verdad realizados por la filosofía, y los “valores por referencia”. Los “valores de referencia” serían los de la ciencia y la cultura.

4) Los “valores de lo santo y lo profano”, dados sólo respecto de objetos absolutos o divinos, alcanzados por una forma de amor que se dirige a las personas. El valor de lo santo es esencialmente un “valor de personas”, con reacciones específicas como la fe, la incredulidad, la veneración, la adoración; y “valores de referencia” como el culto, los sacramentos, personas y cosas santas, etc.

Scheler clasifica también los valores en realación a los sujetos portadores de los mismos: los valores de las personas y los de las cosas, que pueden ser propios o extra-ños. Estarían, además, los valores de los actos, de conocer, de amar, de pensar, etc., de las funciones de ver, oír, sentir; valores de la disposición interior, de la intención, de la acción, y de los estados afectivos; valores de la forma de unión y relaciones entre personas (p. ej. el matrimonio) y, en general, valoresindividuales y colectivos. Scheler engloba todas las realidades del universo en su nueva categoría del valor.

Scheler destaca la estructura jerárquica del reino de los valores y sus relaciones esenciales, negando que el conocimiento de esta jerarquización se obtenga por experiencia. Pero él no incluyó en sus cuatro clases fundamentales de valores los valores éticos, ya que en torno a ellos giraría la especulación.

Pero Scheler no se limitó a dar una explicación sobre el término valor, sino que amplió el campo de visión proporcionándonos una escala de valores. Es interesante y llamativa la forma de enfocar el sistema de valores articulándolo jerárquicamente, y también llama la atención que en la cima de su escala de valores ponga los valores religioso, siendo la vida de este filósofo un continuo cambio de pensamiento hacia lo religioso.

Claramente podemos observar la relevancia actual de este tema, que en nuestro tiempo está tan de moda. Hoy muchos afirman que “se están perdiendo los valores”, lo que demuestra la preocupación de una gran parte de la sociedad porque cada persona tenga y respete una escala de valores adecuada. Continuamente se oye hablar sobre el tema de los valores, ya que en nuestros días se ha establecido una polémica que toca en cierto modo el problema de los valores, especialmente de los valores morales, debido a que no todos nos preocupamos por los mismos valores.

Posiblemente es un tema que no solamente tiene relevancia actual, sino que es un problema que se arrastra a lo largo de la historia de la humanidad: los valores, especialmente los valores morales, que parece que se pierden y se debilitan a lo largo del tiempo, a pesar del esfuerzo de algunos porque se conserven firmes e inalterables. Un ejemplo de esto podría ser la Iglesia, que trata de que la gente conserve unos valores preestablecidos años atrás.

Parece aceptable y positivo que la gente se plantee establecer una escala de valores en su vida, jerarquizando los valores y viviendo según ellos. Con esta “teoría de los valores” se demuestra que se puede establecer una escala de valores o jerarquización, de modo que nos podamos guiar a través de ella. Pero como afirmamos al principio del trabajo, según Scheler los valores cambian con la historia, lo que parece cierto, y según esta historia, este tiempo, transcurre, los valores que la mayoría de la sociedad tiene cambian, no siempre siguiendo el gusto de todos.

La “teoría de los valores” de Max Scheler podría explicarse brevemente, afirmando que para este filósofo alemán, no hay valores porque haya bienes y fines, ni porque haya normas, porque los valores son independientes de las cosas, tan independientes que ni siquiera “son”, ya que las cosas son, pero los valores valen. Los valores serían cualidades, y atenderían a una jerarquización.

¿Y tú qué piensas? ¿crees que de verdad se están perdiendo esos valores o solamente se trata del cambio del valores del que nos habla Scheler?



BENTHAM Y MILL, UTILITARISMO

El utilitarismo se basa en  la búsqueda de la felicidad; es decir del máximo placer y el mínimo dolor; para el mayor número de personas. Para ello es necesario pensar con todo detalle qué acciones debemos realizar y el modo de llevarlas a cabo para obtener nuestro objetivo.
El utilitarismo comenzó con las filosofías de Jeremy Bentham (1748-1832) y John Stuart Mill (1806-1873). Bentham concibió la idea cuando se encontró con las palabras "la mayor felicidad para el mayor número" en Treatise of Government, de Joseph Priestly.
Jeremy Bentham desarrolló su sistema ético alrededor de la idea del placer. Se apoyó en el antiguo hedonismo que buscaba el placer físico y evitaba el dolor físico. Según Bentham, las acciones más morales son aquellas que maximizan el placer y minimizan el dolor. Esto ha sido denominado a veces "cálculo utilitario". Una acción sería moral si produce la mayor cantidad de placer y la menor cantidad de dolor.
John Stuart Mill modificó esta filosofía y la desarrolló aparte del fundamento hedonista de Bentham. Mill usó el mismo cálculo utilitario, pero en cambio se centró en maximizar la felicidad general calculando el mayor bien para el mayor número. Mientras Bentham usó el cálculo en un sentido cuantitativo, Mill lo usó en un sentido cualitativo. Él creía, por ejemplo, que algunos placeres eran de una calidad superior a otros.
El utilitarismo ha sido aceptado por tantas personas simplemente porque parece tener mucho sentido y parece relativamente sencillo de aplicar. Sin embargo, cuando fue propuesto por primera vez, causó una gran polémica ya que intentaba propagar una forma de vida moral que no se basase en las indicaciones de la Biblia. Defendía la idea de que no había ninguna necesidad de buscar lo divino, que usar la razón era suficiente.
Centrándonos ahora en los fundadores del utilitarismo debo decir que:
Jeremy Bentham desarrolló esta idea de la utilidad y un cálculo utilitario en Introduction to the Principles of Morals and Legislation (1781).
Al principio de esa obra, Bentham escribió: "La naturaleza ha colocado a la humanidad bajo el gobierno de dos amos soberanos, el dolor y el placer. Les corresponde sólo a ellos señalar lo que debemos hacer, así como determinar lo que haremos. Por un lado, la norma del bien y del mal, por el otro la cadena de causas y efectos, están sujetos al trono de ellos. Nos gobiernan en todo lo que hacemos, en todo lo que decimos, en todo lo que pensamos.
Bentham creía que el dolor y el placer no sólo explican nuestras acciones sino también ayudan a definir lo que es bueno y moral. Él creía que este fundamento podría brindar una base para la reforma social, legal y moral en la sociedad.
Es clave para su sistema ético el principio de utilidad; es decir ¿cuál es el mayor bien para el mayor número?
Bentham escribió: "El principio de utilidad significa aquel principio que aprueba o desaprueba cada una de las acciones según la tendencia que aparenta tener para aumentar o reducir la felicidad de la parte cuyo interés está en cuestión; o, lo que es lo mismo en otras palabras, para promover u oponerse a esa felicidad".
John Stuart Mill leyó las publicaciones de Bentham. Mill dijo que le embargó la sensación de que "todos los moralistas anteriores habían quedado superados". Él creía que el principio de utilidad "daba unidad a mi concepción de las cosas. Ahora tenía opiniones: un credo, una doctrina, una filosofía; en uno de los mejores sentidos de la palabra, una religión; la inculcación y difusión de lo que podría convertirse en el principal propósito externo de una vida".
Mill modificó el utilitarismo de Bentham. En tanto que Bentham estableció un utilitarismo del acto, Mill estableció un utilitarismo de la regla. Según Mill, uno calcula lo que está bien comparando las consecuencias para todos los agentes pertinentes de reglas alternativas para una circunstancia particular. Esto se hace mediante la comparación de todas las circunstancias o entornos pertinentes similares en cualquier momento.

Pero ¿por qué llegó a ser tan popular el utilitarismo? Hay varias razones:

·         Primero, es un sistema ético relativamente fácil de aplicar. Para determinar si una acción es moral uno debe simplemente calcular las consecuencias buenas y malas que resultarán de una acción específica. Si lo bueno supera a lo malo, entonces la acción es moral.

·         Segundo, el utilitarismo evita la necesidad de apelar a la revelación divina. Muchos de los que adhieren a este sistema ético están buscando una forma de vivir una vida moral aparte de la Biblia y una creencia en Dios. El sistema reemplaza la revelación por la razón. La lógica, antes que una adherencia a principios bíblicos, guía la toma de decisiones de un utilitarista.

·         Tercero, la mayoría de las persona ya usa una forma de utilitarismo en sus decisiones diarias. Tomamos muchas decisiones no morales cada día basadas en las consecuencias. En la fila para pagar en la caja buscamos la cola más corta para poder salir por la puerta más rápidamente. Tomamos la mayoría de nuestras decisiones financieras (librar cheques, comprar mercadería, etc.) según un cálculo utilitario de costos y beneficios. Así que tomar decisiones morales usando el utilitarismo parece una extensión natural de nuestros procedimientos de toma de decisión diarios.
Hay, también, una serie de problemas con el utilitarismo:
·         Un problema que tiene es que conduce a una mentalidad de que "el fin justifica los medios". Si cualquier fin valedero puede justificar los medios para alcanzarlo, no se tiene un verdadero fundamento ético. Pero todos sabemos que el fin no justifica los medios. Si fuera así, entonces Hitler podría justificar el Holocausto porque el fin era purificar la raza humana. Stalin podría justificar la matanza de millones de personas porque estaba intentando lograr una utopía comunista. El fin nunca justifica los medios. Los medios deben justificarse a sí mismos. Una acción específica no puede ser juzgada como buena simplemente porque puede conducir a una buena consecuencia. Los medios deben ser juzgados por alguna norma objetiva y consistente de moral.

·         Segundo, el utilitarismo no puede proteger los derechos de las minorías, si la meta es el mayor bien para el mayor número. Los estadounidenses del siglo XVIII podrían justificar la esclavitud en base a que brindaba una buena consecuencia para la mayoría de estadounidenses. Sin duda la mayoría se beneficiaba de la mano de obra barata, aun cuando la vida de los esclavos negros fuera mucho peor.

·         Un tercer problema con el utilitarismo es la predicción de las consecuencias. Si la moral está basada en los resultados, entonces tendríamos que ser omniscientes para predecir precisamente las consecuencias de cualquier acción. Pero, cuando mucho, sólo podemos adivinar el futuro, y a menudo estas estimaciones razonadas son erróneas.

·         Un cuarto problema con el utilitarismo es que las consecuencias mismas deben ser juzgadas. Cuando ocurren resultados, todavía debemos preguntar si son resultados buenos o malos. El utilitarismo no brinda ningún fundamento objetivo y consistente para juzgar los resultados, porque los resultados son el mecanismo usado para juzgar la acción misma.
Bueno en cuanto a mi reflexión sobre el utilitarismo, yo me pregunto si a todo el mundo le parece que es incuestionable y suficiente; es decir; además de los problemas que como bien he dicho antes tiene; ¿no os parece que, a menudo, en la vida cotidiana nos encontramos con situaciones en las que si aplicamos los conceptos del utilitarismo no actuaríamos de forma moral?
A mí me parece que el utilitarismo es quizás un poco incoherente. Por supuesto demostrar que el utilitarismo es incoherente, no es una labor fácil, sobre todo teniendo en cuenta que es una teoría ética tan favorecida por filósofos y científicos.

Os voy a poner un ejemplo; hay un incendio en dos casas y solo hay un coche de bomberos y tú eres el jefe de bomberos, por tanto eres tú quien debe decidir a qué casa se debe ir. En una casa hay una persona y en la otra hay diez; basándote en el utilitarismo vas a la casa en la que están las diez personas (el mayor bien para el mayor número de personas ¿lo recordáis?).

Bien, pues ahora imagínate que en la casa en la que solo hay una persona, esa persona es tu hijo; un utilitarista primitivo diría que de todos modos debes salvar a las 10 personas, y claramente sería moralmente monstruoso. Un utilitarista sofisticado empezará a argumentar que debes salvar a tu hijo porque si salvas a las 10 personas minas la institución de la familia sobre la que está basada la sociedad y eso causa más daño.

Pero en el momento en que la suma del bien y el mal ya depende de instituciones sociales que no dependen de la suma del bien y el mal, se vuelve incoherente porque basa la moral en otra cosa, aunque la disfrace de utilitarismo.

miércoles, 2 de marzo de 2011

KANT, FORMALISMO ÉTICO

Kant fue el iniciador del formalismo ético. Criticó las teorías materiales por ser:

è Empíricas: los preceptos de las normas morales se basan en las experiencias.
è Heterónomas: la voluntad es determinada a obrar por un bien que ella no se ha dado en sí misma. El ser humano recibe los preceptos, las leyes, desde fuera de su propia razón.
è Hipotéticas: los preceptos de las éticas materiales no se expresan en términos absolutos, sino sólo condicionales, como medio para obtener un fin.

Kant ve a ser humano un ser sensible y racional. Sensible porque tiene instintos, pasiones, tendencias e inclinaciones; pero estas determinaciones sensibles son empíricas, singulares y peculiares de cada individuo y no definen al ser humano en lo que es como ser moral.
El ser humano es libertad, se propone fines universales y puede regir su vida según leyes (morales) que su razón práctica se da a sí misma. Tres caracteres esenciales definen la ética de Kant: ética autónoma, una ética del deber y una ética formal:

·         Autónoma:
Es el propio sujeto el que se determina a sí mismo a obrar, a darse a sí mismo su ley, sin que le sea impuesta por nada a su razón.

·         Del deber:
La ley está llamada a legislar y regular las acciones de los humanos. Carácter de obligatoriedad. La ley moral se presenta como un “mandato”, un “imperativo”. Es el deber: el deber de obrar de acuerdo con la ley moral.

No es lo mismo obrar conforma a la ley y al deber, que obrar por deber y con respecto al deber. Una acción sólo es buena cuando además de obrar conforme al deber, se hace por respeto a la ley y al deber.

Kant diferencia dos tipos de imperativos:

-        Imperativos hipotéticos: obligan únicamente a las personas que quieren alcanzar un fin determinado y la acción expresada en el mandato es un medio para alcanzarlo.
-        Imperativos categóricos: obligan a realizar una determinada acción de forma universal e incondicionada.

Los imperativos hipotéticos son consejos de una razón prudencial o calculadora, cuando quiere un fin, quiere los medios para alcanzarlo.

·         Formal:
La ética, según Kant, no tiene por tarea dar normas morales sino que debe ocuparse de descubrir qué rasgos formales deben tener las normas morales para que podamos percatarnos de que tienen la forma de la razón.
Kant centro sus estudios en estudiar la moral humana y en buscar cuál es el núcleo central de la moral humana. La moral esta relacionada con las acciones que realizamos; pero a veces hacemos cosas y obtenemos resultados opuestos o diferentes a los que habíamos buscado. Eso puede haces que pensemos, ¿para qué voy a hacer esto si luego los resultados van a ser muy distintos a los que espero?

Kant piensa que lo mejor de las personas es su buena voluntad y que a lo único que no podemos renunciar es a tener buena voluntad. Si una persona actúa con buena voluntad, sean cuales sean las consecuencias nadie puede reprocharle absolutamente nada. Pero ¿en qué se basa la buena voluntad moral?

Toda la moral esta formada por imperativos, es decir, por ordenes. Durante toda nuestra vida nos estamos dando órdenes a nosotros mismo de acuerdo con lo que queremos hacer.

Lo ideal seria que nuestra condición humana nos obligase a tener unos imperativos por ser racionales, por ser humanos; Kant lo expresa de varias maneras, pero en conjunto es que para tomar una decisión debes pensar con racionalidad qué procedimientos debes seguir para obtener tu objetivo. Pero no hay que guiarse por conseguir los deseos, ni por evitar las malas consecuencias; hay que guiarse por hacer lo correcto. Y pensar en que si otra persona estuviera en las mismas condiciones que tú, también actuaría de la misma forma que tú porque es lo correcto.

Kant propone un test; la persona debe preguntarse a sí misma si reúne los siguientes rasgos:

-        Estar dotado de universalidad: será ley moral aquella que yo creo que todas las personas deberían cumplir, de forma que no hago conmigo una excepción.
-        Referirse a seres que son fines en sí mismos: será ley moral la que proteja a seres que tienen un valor absoluto.
-        Valer como norma para una legislación universal en un reino de los fines: para comprobar si una máxima es ley moral es preciso comprobar si sería una ley vigente en un reino en que todos los seres racionales se trataran entre si como fines y no como medios.

Si los seres humanos somos capaces de darnos a nosotros mismos este tipo de leyes que nos permite ser capaces de ponernos en el lugar de cualquier otro, entonces es que somos autónomos y no heterónomos.

Sólo una ética formal puede dar cuenta de la autonomía humana.

Pero, ¿Verdaderamente las personas somos capaces de proporcionarnos a nosotros mismos unas normas morales correctas sin dejarnos llevar por los deseos?¿Todas las personas en las mismas circunstancias harían lo correcto, o algunas renunciarían a lo correcto por obtener beneficios o evitar las malas consecuencias? Además hay personas que pese a que saben que una cosa es mala la hacen, por ejemplo robar es malo, pero si un hombre ve que sus hijos se están muriendo de hambre roba. O mentir es malo, pero si con ello evitamos males mayores pues lo hacemos. Estos y otros ejemplos los encontramos todos los días a nuestro alrededor; por lo que bajo mi punto de vista lo que Kant nos propone es una sociedad un tanto utópica; ya que estamos muy lejos de conseguirla.