Según Eugenio Moya, Podemos distinguir tres principios básicos en los que se relacionan hombre y tecnología:
- En primer, lugar el hombre es un animal técnico por naturaleza.
- En segundo, lugar el hombre es un animal que ha fabricado mundos artificiales.
- Por último, estos mundos tienen sus riesgos que han de ser evaluados, (esto es lo que hace la filosofía).
Ahora que sabemos que el hombre es capaz de todo esto; surgen las siguientes cuestiones: ¿Todo lo que se puede hacer, se debe hacer? ¿Es necesario imponer ciertos límites?
Antes de contestar, es necesario saber que:
La primera capacidad que distingue al hombre de los demás seres vivos es el tamaño del cráneo, al tener mayor tamaño está más desarrollado y por tanto, desempeña más funciones y mejor. De aquí sale lo que se conoce como “un animal fantástico”; es decir un animal que imagina nuevas cosas, las cuales luego representa.
Para representar esas nuevas cosas usa la técnica, de esta manera logra hacer realidad sus sueños. Por tanto, como bien defendía Ortega y Gasset “La técnica es la hija de la fantasía”. Se puede sacar en conclusión, que el ser humano no se conforma con vivir, sino que se crea nuevas necesidades. El gran sueño humano es dominar los deseos de vida y muerte.
Pero a veces el ser humano actúa de forma incorrecta, tanto cuando realiza acciones contra la vida de otros seres vivos de distinta especie, como cuando lo hace contra los de su misma especie. Así que como decía A.Naess “Debemos acabar con las acciones humanas que pueden hacer que se acabe con los seres vivos”. Para ello, es necesario cambiar ciertas conductas sobre como tratar a los animales y además las personas no podemos atentar contra vidas ajenas, ni contra nuestra propia vida; por lo que tampoco podemos hacer con nuestro cuerpo lo que queramos.
Las acciones que la sociedad ha llevado a cabo durante años, han ido repercutiendo a nivel global tanto en el ecosistema, en el biosistema, en el sociosistema, en las diferentes culturas... etc. Algunas de estas acciones han sido positivas, pero por desgracia las mayoría de ellas no; por lo que han supuesto riesgos y peligros (globales, construidos tecno-científicamente, no delimitados, mundializados… etc.).
A menudo han surgido oposiciones a las acciones del ser humano, un ejemplo de ello es la Iglesia, quien se opone a las creencias del hombre de ser el dueño de su vida y defiende la idea de que la tecnología es la hija del diablo.
Tras saber esto, vuelvo a proponer las preguntas anteriores: ¿Todo lo que se puede hacer, se debe hacer? ¿Es necesario imponer ciertos límites?
Yo solo digo que hay que pensar en las consecuencias que tiene lo que hacemos; así que el debate está abierto…
No hay comentarios:
Publicar un comentario